Solo observando a una persona ebria es suficiente para convencernos que el alcohol definitivamente afecta al cerebro. La gente que ha bebido demasiado no puede coordinar bien sus palabras, tiene problemas con sus habilidades motoras y otros tantos efectos que todos ya conocemos. Muchos de nosotros sufrimos de dolores de cabeza, nauseas, vomito y otros efectos para nada agradable después de beber demasiado. Pero cuando bebemos los fines de semana o cuando bebemos demasiado ¿Estamos matando las células de nuestro cerebro?
No realmente. Incluso en los alcohólicos, el alcohol no mata ninguna célula cerebral. Este puede sin embargo, dañar la terminación de las neuronas, las llamadas dendritas. Esto genera problemas en el transporte de los mensajes entre las neuronas. La célula por si misma no resulta dañada, pero la forma en la que se comunica con las otras células si resulta afectada. De acuerdo a la investigadora Roberta J. Pentney, profesora de anatomía y biología celular en la Universidad de Buffalo, este daño es reversible en la mayoría de los casos.
Pero no todo es color de rosa, los alcohólicos podrían llegar a desarrollar un desorden neurológico llamado el síndrome de Wernicke-Korsakoff, el cual puede dar como resulta la perdida de algunas neuronas en algunas partes del cerebro. Este síndrome acarrea problemas de memoria, confusión, parálisis en los ojos, problemas de coordinación muscular y puede llegar hasta a causar la muerte.
Sin embargo este síndrome no es causado por el alcohol en si, es debido a la falta de una vitamina B llamada tiamina, lo que ocurre es que el consumo excesivo de alcohol puede interferir en la absorción adecuada de esta vitamina por parte del cuerpo, llegando a desarrollar el síndrome.
En conclusión no mata tus células cerebrales, pero si tomas de forma excesiva puede llegar a dañar tu cerebro, además de hacernos pasar momentos bastante incómodos.
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